martes, 21 de agosto de 2007

martes, 14 de agosto de 2007

HE DECIDIDO...

En una de esas largas caminatas por la ciudad, que acostumbra a hacer desde pequeño, antes sólo y ahora con Susana, Mario sintio un gran compromiso con el alma marginada e ignorada de muchos y, decidio entonces, plasmar sus pensamientos en un poéma al cual tituló "He decidio":


He decidido caminar alrededor de mi casa mientras pienso qué tendré hoy como almuerzo.
Hoy la luz se ha encargado de despertarme bruscamente, acompañada de aquellos sonidos propios de la urbe, a los que prefiero llamar despertador.
Ya la gente a comenzado a dirigirse a sus trabajos y, por un momento, siento cómo me invade esta incertidumbre, aquella que hace varios días había dejado de sentir.
¿A qué le tengo miedo? No lo se.
¿Qué o a quien espero? Tampoco tengo una respuesta para ello.
He decidido pues, darme un gran baño en el río. Esta vez no me importa cómo me mire la gente. Estoy seguro que lo que sienten es envidia, por no poderse despojar de esos costosos atuendos y de esa rigidez y frialdad que los encierra en su mundo capitalista.

Todavía no me acostumbro a que durante el día, las personas pisen mi cama, ni tampoco a que algunos decidan cuando dejarme sin techo, aquel techo que otros miran como un simple árbol mas que decora la ciudad. Es por ello que me voy lejos a caminar, y regreso ya en la noche, aquella noche hermosa y enfermiza, malvada y apasionada, que cuando llora, hace feliz a los chiquillos alrededor de una caliente taza de café, y me hace huir inútilmente de esta, a veces, ficción cruel, a la que muchos llaman realidad.

lunes, 13 de agosto de 2007

Un pENsAr de SusanA a la orillA del dEspertar

No es cuestión de volver crónica aquello que se vivió, o de llamar pasado aquel intenso amor. Es solo saber aceptar que ya todo, se acabó. Pero ese Solo, ese Saber, ese Aceptar, y ese Acabar, son cuatro fantasmas que se disfrasan y me hacen sentir Contigo, Sin saber que hay que Negar un volver a Comenzar.
Mario: Cuando entro aquí, y veo toda esta gente practicando recuerdo cuando tomaba clases de guitarra.

Susana: ¿Cuántos años tenías?

Mario: Trece.

Susana: ¿Por qué no las continuaste?

Mario: Fue justo en la época en la que mi papá decidió irse para siempre y, los problemas en mi casa eran cada vez peores. Mis papás mantenían “agarrados” todo el tiempo.

Susana: Tu mamá debió haber sufrido mucho, ¿no?

Mario: Y todavía. A pesar de que ella, pues desde que yo recuerdo, siempre la han acompañado sus estados depresivos, estos aumentaron cuando él se fue….

Susana: ¡Pero entonc…!

Mario: Ella no volvió a ser la misma. Ya no le importó nunca más reunirse con sus hermanos, buscar un mejor trabajo o, por lo menos, un mejor puesto que de asistente. Tenía sólo 29 años cuando él la dejo y a ella no le interesó volverse a arreglar, ni salir con sus amigas de la oficina, nada. Me acuerdo que yo era el que le decía que se consiguiera un novio, que yo podía cuidar a Alejandro, y la molestaba diciéndole que si me invitaban a bailar me lo llevaba conmigo… Yo con apenas trece años, ¿A dónde y quién me iba a invitar a rumbear?

Susana: ¿Tú crees que tal vez ahora, que ustedes están grandes, las cosas puedan ser diferentes?

Mario: Si la vieja no se interesó por eso cuando podía levantarse el man que quisiera, mucho menos ahora.

Mario: Alejandro y yo hemos pensado llevárnosla a pasear a Estados Unidos a ver si por allá si se motiva a conseguirse algún gringo con plata que la ponga a vivir bien bueno, como ella se lo merece, pa´ que se olvide de toda la mierda que no la deja ser feliz aquí.

Susana: y estoy segura que se lo consigue. A mí ella me perece una mujer hermosa.

Mario: Y por ahí dicen que los hombres nos conseguimos las esposas muy parecidas a nuestras mamás, y en lo de la belleza estoy de acuerdo.

Susana: Qué piropo tan sutil señor sociólogo… Bueno vamos a buscar a Darío para que cuadre los acordes de tu canción y aprovechamos que a la hora del almuerzo se reúnen otros músicos aquí en el conservatorio para ver si la tocan de una vez. La agilidad de ellos con una buena letra es impresionante.

viernes, 10 de agosto de 2007

Quién EreS Mario?... En verdad.. Quién eres?....

Mario, es un hombre, que a sus 28 años considera de su vida la mejor burla y el mayor desafío a la muerte. Su pasión sin duda es escribir. Se considera así mismo un compositor de la vida. Escribe a la nada, al mundo actual, al amor, a la guerra, a la muerte, al perdón y a toda una serie de temas que de alguna manera, unos mas que otros, están conectados con su vida y con la soledad interior que su alma maneja, y que tristemente su rostro refleja.

Su primer encuentro con la “vieja vestida de negro”, como Mario bautizó a la muerte, en un vano intento por ser gracioso, ocurrió cuando tenía 13 años. Hacía dos días su padre había dejado la casa por segunda vez, diciendo que esta sí sería la última vez que lo volverían a ver. Y así fue. Se encerro en el baño de su habitación decidido a tomarse todas las pastillas que habían en el frasco de uno de los medicamentos de su madre, pero en este sólo quedaban 3 de ellas, por lo que simplemente tuvo una aceleración en su sistema circulatorio y nervioso, que logro ser calmado pues su hermano lo llevo pocos minutos después a urgencias.

Las cosas en su casa, por lo menos desde que era consciente, nunca se habían manejado con besos y abrazos. Por el contrario, su madre sufría de fuertes depresiones, inexplicables por los médicos y algunos psicólogos que había visitado; estas sólo las superaba cuando después de llorar todo el día y encerrarse en su cuarto por horas después que llegaba del trabajo, le daba un fuerte dolor de cabeza que la obligaba a doparse, por lo que sus noches y parte de sus mañanas, era como un zombi que sólo actuaba por instinto. Para desgracia de Mario, esta fue la mayor herencia genética que recibió de su madre, pero a diferencia de estas jaquecas que la atacaban y de los fuertes medicamentos que esta debía consumir, Mario había encontrado que sólo podía calmar sus profundos estados de depresión teniendo relaciones sexuales, no importaba con que clase de mujer fuera, sólo necesitaba sentir ese placer humano que no podía alcanzar con la masturbación.

Su madre siempre había trabajado para una entidad del gobierno, pero por sus problemas de salud nunca había sido ascendida, siendo por más de 15 años la asistente de recursos humanos. Era una mujer joven, quien quedo embarazada a sus dieciséis años, por lo que tuvo que casarse con el padre de Mario, uno de sus jefes, a quien a penas 4 meses atrás había conocido. Él le consiguió entonces un pequeño apartamento al nororiente de la ciudad. A los 8 meses nació Mario Fernando Hernández Cortés, bautizado con el mismo nombre de su papá.

De su niñez dice no tener muy buenos recuerdos. Solo intenta dibujársele una sonrisa en su rostro, cuando habla de aquellas navidad en la que su papá se disfrazó de Papá Noel, que justamente fue la época en la que nació Alejandro, su hermano, cuando Mario apenas tenia 4 años.

Con Alejandro siempre se la ha llevado bien. Y aunque vivieron una etapa en la que mantenían mas peliados que contentos, siempre se han contado las cosas el uno al otro, y saben que en cualquier problema tienen a su hermano para ayudarse.

Sus “amigos” nunca han sido muchos. De los 4 colegios que estudió sólo se quedo hablando con Rafael y Francisco, dos muchachos del oeste, quienes justamente fueron sus cómplices cuando se inicio en el mundo del sexo; ese día la idea de ir a un prostíbulo fue de Rafael, pues este le había escuchado al portero de su unidad hablar de un lugar de mujeres baratas y hermosas. Esa noche Mario, después de pagarle a 4 mujeres para que estuvieran con el, creyó que la tristeza y los fuertes niveles de depresiones que había acumulado durante sus 17 años de vida, habían desaparecido. Al terminar con la cuarta mujer se sintió el hombre más satisfecho y más feliz del mundo. A pesar de estar con sus genitales bastante adoloridos e irritados, su descarga emocional y las nuevas energías que ahora sentía, lo habían convertido en un hombre nuevo. Estado que no le duro por mucho tiempo, pues a los pocos días se sintió nuevamente deprimido y con unas ganas insaciables de sexo, teniendo que recurrir nuevamente a las prostitutas pues su habilidad con las mujeres, diferentes a estas, eran muy pocas.

Así vivió hasta los 22 años, cuando en la universidad, entro a su semestre una mujer que marcaría su vida para siempre. Fue justo en este momento cuando Mario entendió que eran cuestiones del destino que estuviese estudiando sociología, y no música como tantas veces lo pensó. Esta mujer era Susana. Una joven de 20 años que después de estudiar tres semestres de negocios internacionales, finalmente había logrado convencer a sus padres de que su pasión por la psicologia era verdadera y que realmente no le interesaba estudiar nada más que no fuera esto.

La atracción entre los dos fue casi simultánea y, aunque Susana estaba acostumbrada a ambientes y personas muy diferentes, pues su padre era un abogado extremadamente elitista (muy influyente en la sociedad donde vivían) ella sabia que su hombre ideal nunca lo encontraría en aquellas fiestas de club a las que siempre debía ir, o en los coktailes que el buffet de su padre organizaba.

Los dos empezaron a hablar sin temor alguno y Mario esta vez no podía explicarse así mismo el hecho de no ver ha Susana solamente como un instrumento sexual que mantendría alejados sus estados depresivos por un tiempo, como si veía a todas sus demás compañeras de universidad, las cuales encontraban en lo misterioso y callado de Mario un atractivo sexual que le hacia las cosas mucho mas fáciles a él. Lo que nunca se explicaban estas mujeres era lo automático del actuar de Mario cuando estaba en la cama, pues su misión se convertía en penetrarlas una y otra vez, buscando saciar su necesidad y después, les pedía que se fueran, si el encuentro había sido en su cuarto, o sino simplemente se empezaba a vestir sin decir una sola palabra cuando las llevaba a un motel.

Pero la manera como Mario miraba a Susana era con gran respeto y admiración. Se pasaban horas hablando de cualquier tema y Susana empezó a ser su principal inspiración al escribir. Trataban de pasar todo el tiempo juntos, pero esto lo hacían a escondidas del doctor Armando Gaviria, el padre de Susana, pues ella y su madre muy bien sabían que si él se llegaba a enterar de su amistad tan especial con Mario, la obligaría a retirarse de la carrera.

Pero estos encuentros fueron bruscamente interrumpidos por una dura noticia para Mario. Su madre, en una de sus frecuentes decaídas, había entrado en un estado de coma. La noticia la recibió mientras se encontraba en el conservatorio con Susana, pues esta lo había logrado convencer de que se involucrara nuevamente en el mundo de la música, por lo que habían empezado a frecuentar este lugar y ha rodearse y contactar a varios artistas, entre estos algunos músicos y compositores, con quienes Mario practicaba y recordaba las lecciones que tomó cuando tenia 12 años, apoyado por su padre, pues este, a pesar de sus problemas con la madre de Mario, siempre le expreso mucho cariño y preocupación por sus cosas.

Carmenza sólo recistió dos semanas en la clínica. El profundo coma en el que había entrado y sus estados de depresión, no le permitieron luchar por su vida. Durante esas dos semanas recibió centenares de visitas, de sus hermanos, sus amigos y compañeros del trabajo y sus vecinos que nunca la dejaron sola.

Alejandro, ahora el más fuerte de la familia, empezó a hacer las averiguaciones para contactar a su papá, a pesar de las fuertes discusiones que tuvo con Mario, ya que éste, se había prometido nunca mas buscarlo, pues ya lo había hecho una vez y las cosas habían resultado muy mal.
Finalmente Alejandro recibió una propuesta de uno de los hermanos de su papa que vivía en Estados Unidos, por lo que después de rogarle a su hermano que se fuera con él, decidió aprovechar la oportunidad y prometerle que mantendrían en contacto casi diario.

Mario estaba seguro que su vida estaba en Cali, y que si quería salir adelante debía hacerlo reconstruyendo aquello que varios golpes de la vida le había derrumbado y aunque era consciente de que la atmósfera en la que ahora respiraba y reinaba la melancolía y la soledad, junto a Susana, que a punta de mentiras y gracias a la “compincheria” de su mamá pudo acompañarlo en todo este proceso, olía un futuro mas claro y podía sentir cerca los colores de aquella palabra que era muy fácil de pronunciar pero difícil de sentir, felicidad…


El inicio de un caminar...

Hoy empezamos juntos a decantar, a nutrirnos, a sentir y a explorar ese mundo nuevo... que nos pide a gritos que lo miremos...