viernes, 26 de octubre de 2007

¿Qué Ocultan Los Cuadernos.... o uno de ellos?

No puedo creer que después de 4 años, esto este entre mis manos. “la prosa de la vida es el verso de la muerte”, cómo suponías que yo iba a saber exactamente en qué cuaderno, alguna vez, dentro de mis profundos abismos de tinta, había escrito esta frase.
De justo o injusto ya no se puede hablar en este momento. De amor verdadero no queda duda. Pero por qué no fuiste egoísta por unos minutos. Por qué no decidiste poner la vida toda a favor tuyo, sin importar lo que los olvidados de la viuda alguna vez pudiéramos pensar, sentir o lo que para mi ahora es mejor, hacer.

¿Era necesario tanto dolor, sumergido en la escalofriante incertidumbre de no saber qué te ocurría? Estas cuatro letras hoy recorren cada milésima de mi cuerpo. Esta sensación de perdida invade ambos lados de mi corazón, ya no distingo entre el oscuro y el que alguna vez llego a ser claro. Amante de la noche y mi sombra del día, por qué no haber hecho de esto la mejor excusa para escapar de este mundo que tanta indiferencia y a la vez tanto asco nos producía.

Tal vez si hubiese encontrado esto, cuando por primera vez, entre risas y abrazos me contaste que lo habías escrito, no habría entendido la magnitud de la situación. Pero por qué esperar tanto. Me pregunto si tal vez pensabas que lo hallaría mucho antes. Tal vez consideraste la posibilidad de que saldría a buscarte para preguntarte si esto era verdad. Pero nuevamente te pregunto: entre tantos cuadernos, entre tantas hojas, entre tantos deseos sin cumplir, entre tantos sueños sin lograr, entre tantas lágrimas para narrar, ¿qué te hizo pensar que buscaría exactamente en estas paginas?

FRAGMENTO DE UN ENCUENTRO VIRTUAL DE PERSONALIDAD(ES)

Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
ya me acuerdo guevon.. .esa navidad en la que tus abuelos invitaron a mis papas a pasarla juntos, ahí fue donde nos conocimos
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
yo tenia 8 años
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
mis papas todavia no se habian separado.. me acuerdo
*Philip Mc* dice:
pero entons la conocí primero yo luego tu… pero fue hasta una segunda ida que te diste cuenta que la había conocido.
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
si claro
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
la conociste tu primero
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
vos salias con ese parche
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
pues de hecho son.. no se si se podria decir, pero de una estrato mas alto es Susana
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
ella vive en el oeste...
*Philip Mc* dice:
cuando venia para aca.. claro proque tu casi siempre estabas en casa... o bueno guardado no se endonde y escondiendose no se porque?
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
jajajajja.... no es que siempre estuviera guardado.. no me gustaban esa clase de parches en el oeste...
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
a vos si no?
Mario - por que la prufunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
que mas parcero.. como lo trata londres?
*Philip Mc* dice:
si claro que si.. ya te habia hablado de aquella chica que se robo mis colores...
*Philip Mc* dice:
perfecto... no tendria otro lugar a donde ir.
*Philip Mc* dice:
bueno y hablando de esta chica... como es que se conocen uds ? no pense que estuvieramos hablando de la misma susana,,,,
*Philip Mc* dice:
y ella tampoco me ha hablado de ti...
*Philip Mc* dice:
jejeje
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
por que preguntas por ella a mi..?
*Philip Mc* dice:
mentiras estoy jugando, si lo ha hecho... pero no pense que fueras tu...
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
como asi... q te dijo de mi?
*Philip Mc* dice:
no, solo quiero saber en que andan uds dos, no lo tengo muy claro.... pero bueno... creo que no importa.
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
es un rollo largo... pero la vieja ahora esta conmigo...
*Philip Mc* dice:
bueno, bien por ti ,creo va ser un viaje bien interesante, sobre todo dificil.. son demaciados probemas para ti mario... jejejeje o bueno no problemas... depronto es muy denso---- no?
*Philip Mc* dice:
sabe ella de lo tuyo? de tus dolores de cabeza y el lio con tus papas?
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
ahi entra todo el rollo... Susana ha sacrificado un resto de cosas por mi y yo por ella... .Y los putos dolores de cabeza se me fueron desde que estoy con ella.. yo se que suena muy cursi pero es la verdad
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
viejo Felipe con desirte que no me he vuelto a acostar conp utas desde que la conoci
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
y vos sabes que eso es mucho decir marica
*Philip Mc* dice:
jejeje pero que mas que ella jejejeje jjjeje creo que esta muy completa, hasta ya me estan dando celos mario.. jejejeje
*Philip Mc* dice:
susana logra generar otra adiccion
*Philip Mc* dice:
asi que es todo un trueque estar con ella.
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
vos por que decis que celos... Mejor dicho... que queres decir vos con eso de que se tobo tus colores?
*Philip Mc* dice:
no nadA ESA HISTORIA ya es color cepia paso hace mucho no me hagas caso
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
yo no lo veo como un trueque... lo veo como que llego a mi vida para quedarse...
*Philip Mc* dice:
sepia
*Philip Mc* dice:
perdon
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
jajjaja.. vos y tu lenguaje fotografico guevon..
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
pero entonces cuando fue de colores.. que mierda fue?
*Philip Mc* dice:
por eso a cambio te quito el dolor de cabeza no? jejeje bueno en fin relajate un poco mario... te siento algo amargado hoy que te paso?
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
no c estoy como prevenido parcero.. pero no es con vos sino con todo.... de esos dias que no confias en nada ni nadie
*Philip Mc* dice:
nada nada relajate ... nos conocimos en una de mis idas a la colombi... yo estaba en el zoo tomando fotos fumando mi porro de los viernes... y depronto de la nada.... vi un destello de luz que interrumpio mis otras tomas....
*Philip Mc* dice:
y alli estaba ella, no fue muy dificil llegar a ella, le hice varias tomas antes de que pasara luego te las paso..son hermosas...
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
tienen que serlo.. ella lo es
*Philip Mc* dice:
y bueno.... cuando sature mi memoria no tube mas que acercarme y pedir fuego para mi cigarrillo. y bro.... nose que paso...pero encajo la ficha del rompecabezas POR UN MOMENTO.
*Philip Mc* dice:
esa conocida "Confabulacion del universo" la conoci con ella" fue bonito EN SU MOMENTO.
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
y vos la abordaste con tus tacticas fotograficas. jajajaja mentiras
*Philip Mc* dice:
ahora ella solo fue eso... Una buena fotografia.
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
no se si eso es bueno o malo lo que decis
*Philip Mc* dice:
bueno si quieres mas detalles si: despues salimos fumamos, hablamos tanto que depronto paramos en ceco solo para eso... para materializarlo en sexo
*Philip Mc* dice:
del bueno.
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
a que chimba marica
*Philip Mc* dice:
si fue eso una chimba
*Philip Mc* dice:
jejeje
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
maricon...
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
es verdad lo que me estas diciendo... Si sos consicente guevon.... te comiste a mi vieja?
*Philip Mc* dice:
fue la primera vex que le sauqe fotos a una desconocida, que por un momento fue mi puta, mi amante, mis ganas y ahora es una buena amiga. asi como empezo se cerro. en seco.
*Philip Mc* dice:
si y no una ni dos veces querido mario me la comi tantas como para no desear tomarle fotos a mas mujeres en un largo tiempo por eso hablo de "el trueque" porque ella lo hizo conmigo.
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
pelao usted sabe que siempre le he celebrado sus vainas y se las hemos hecho juntos a muchas hembras tanto aqui como alla... Pero no tenes ni idea de lo que siginifica para mi Susana.. y te aseguro que no tenes ni puta idea por la manera como te referis a ella
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
pues el puto trueque lo hiciste vos hermano no yo...
*Philip Mc* dice:
bueno te cuento todo esto porque eres mi amigo y tu sabes que te quiero hermanito... espero que no cause un dlor de cabeza... ni mucho menos te vaya a indisponer con la nena es lo que menos quiero te deseo la mejor de las suertes... es mas me encanta saber que compartimos algo tan grande como esto-
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
Parce no se pero yo prefiero dejar las vainas asi.. que me encabrono luego y digo vainas que no quiero
*Philip Mc* dice:
bueno mario calmate.... te estoy contando todo esto tal cual paso... a mi no me gusta estar hablando con guevonadas... ya lo sabes.... sabes porque sali corriendo? porque no me queria enamorar como ahora te pasa a ti.
*Philip Mc* dice:
porque todavia no estoy en la hora de olvidar que yo no soy hombre de una mujer.
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
MARICA Y SI .. ME ENAMORE parce.... y ella tambien de mi ..de eso estoy seguro... de lo que vos "probaste" ya no queda rastro por que yo todo lo borre parcero.. pero igual tenes razon.. no hay senitod de pelea
*Philip Mc* dice:
no soy don juan ni nada eso.... pero no me quiero entregar a una sola... ya sabes que me gusta compartir y eso es lo que estoy haciendo ahora.... jejejejej con una con dos con mil o con 5 ... no me voy a joder como tu
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
parce ... yo lo voy asi antes guevon.. pero te juro que uno se siente putamente en el cielo
*Philip Mc* dice:
bueno... bro... tengo que ir a concretar un nego.... me encanto hablar de estoy contigo...espero que no te afecte la cabeza Dr mario...
*Philip Mc* dice:
te quiero mucho! jejeje paresco marik pero es verdad tu eres mi chico azul principe jejejejeje
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
parce fresquese marik, pero si le pido que no toquemos el tema nunca mas parcero... por que yo tambien lo quiero mucho a usted mijo...
*Philip Mc* dice:
no te preocupes por ella que yo te la cuido cuando venga por aca.... y ya sabes que esta es tu casa..... un abrazo grande.
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
jajjajaja maricon ..mi chico azul principe.. no dejas tus vainas de colores
*Philip Mc* dice:
ese capitulo no se abre. nunca mas
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
jajaja.. cuando vaya vamos juntos.. osea que yo la cuida bro.. pero gracias... y por aqui por su tierra materna se le espera
*Philip Mc* dice:
Bueno gracias.... y lo mismo....
*Philip Mc* dice:
en estos dias le mando las fotos!
*Philip Mc* dice:
bye!
*Philip Mc* dice:
jejeje
*Philip Mc* dice:
jejeje
Mario - por que la profunda levedad del ser no se iguala con la superficilaidad del hombre dice:
bn parce... saludes por alla
*Philip Mc* dice:
bueno.... hasta luego... estamos hablando....

miércoles, 17 de octubre de 2007

DespuéS de DoS años...

Después de dos años, la vi por primera vez, y no fue en cualquier lugar. Sabia que seguirías yendo a aquel sitio de las bancas, cerca del Ángel, pero no creí que después de tanto tiempo lo hicieras a la misma hora a la que acostumbrábamos encontrarnos, pero me aventure a tomarlo como una cita previamente dicha, y 15 minutos antes de las 4:00 pm, ya estaba sentado en tu banca favorita. Tenia temor de que no fueras a llegar o que tal vez lo hicieras con otro hombre cogida de la mano. No me preguntes por qué esperé tanto para hacerlo, sólo puedo decirte que si hubiese esperado un día más, habrías recibido la noticia de mi muerte, por alguna falla en mi corazón. Allí estabas tú, siempre 5 minutos tarde de lo estipulado.

Temí que mi descuidado aspecto no te dejara reconocerme de inmediato, pero tal fue tu alegría de verme, que lo primero que hiciste fue correr hacía mi, pero no para abrazarme o besarme, no, sino para golpearme, para llorar, para gritarme, para aruñarme. Tenias todo el derecho, me quede quieto escuchándote, sólo me movía cuando debía levantarme del suelo, pues tus golpes mas de una vez me arrojaron a él. La gente pasaba y te miraba como loca, pero nadie hacia nada pues sabían que no podrían contigo. Ni siquiera el llamado de un policía te detuvo, y cuando este me pregunto que ocurría le conteste que me lo merecía.

Mi quietud parecía alimentar más esa enorme fiera en la que te habías convertido por aquel instante; me sentí como un entrenador de perros que da a sus alumnos carne cruda mientras le muestra la foto del enemigo. Creo que fueron 20 minutos seguidos de golpes, cachetadas, patadas, hasta que de un momento a otro, toda envuelta en lágrimas te desplomaste ante mis pies, por un momento pensé que te habías desmayado, pero de inmediato me di cuenta que era simplemente un descanso de tu alma y de tu cuerpo, para levantar tu cabeza, y con el brazo izquierdo darme un golpe en el estomago que me dejó sin respiración. Fue justo allí, cuando cerré mis ojos y puse mis manos en mi estomago, que sentí cómo tus labios, aquellos labios que tanto habían añorado los míos, se encontraban nuevamente sobre mi boca, en un apasionado beso a través del cual no sólo me dijiste que aun me amabas, sino que estos dos años ese amor había crecido con cada día de ausencia, de sosiego, de angustia, de rabia, de desesperación. Con este encuentro, mas allá de tu unir tu lengua con la mía, me demostrabas que nuestras almas seguían conectadas hasta tal punto que, aquella llave secreta de tus pensamientos, de la que alguna vez me habías hecho dueño, seguía siendo mía.


Volví a sentirme dueño del mundo, sin dolores, sin temores, sin preocupaciones, estabas tú y eso era lo único que me importaba, te abrace tan fuerte que te sentí desnuda ante mi. Sí, tú y yo, nuevamente en aquel parque en el que tantas veces estuvimos tentados a hacer el amor. Sosteniéndonos, entre tus brazos y los míos, sintiendo que nada mas importaba y observando cómo las nubes se apoderaban del suelo, y nos invitaban a olvidarnos de lo terrenal. Pude escuchar las risas de felicidad de los árboles y oler el aromar que nos regalaban las flores, especialmente para nosotros.


El mundo entero sabe que estamos juntos otra vez, o mas bien, se ha dado cuenta que nunca nos separamos, que tu corazón siguió latiendo en mi cuerpo como mis ojos estuvieron siempre sobre tu juguetona nariz.

Y AHORA QUE SIGUE CON MARIO.... MEJOR DICHO¿SI SIGUE?

Envuelto entre las sabanas blancas de mi memoria, me encuentro completamente sucio, desde la cabeza a los pies. Me refiero a aquella suciedad del alma, de la que no puedes limpiarte fácilmente. De aquella que recorre todo tu cuerpo a través de tus arterias, tus venas, tu respiración. Cada que abro mas los ojos siento ese inmenso deseo de morir asfixiado inmediatamente, por un descuido de mi corazón, o por un fuerte almohadón que la mujer con la que he despertado, que a duras penas recuerdo su nombre, ha decidido poner sobre mi cabeza para acabar con mi vida, argumentando como razón de asesinato el haberla dejado insatisfecha la noche anterior; pero ni siquiera esto, para el incremento de mi angustia, es verdad, pues recuerdo muy bien como la penetre una y otra vez durante toda la noche, fueron horas de insaciable placer, donde esta excelente impostora dejo a un lado por un momento toda esta cantidad de mascaras que la alejan de la marginalidad en la que vive su cuerpo, su corazón y lo poco que le queda de alma, y se entrego a mi como si fuera su primer hombre; lo supe por la manera como gritaba, como sangro cual virgen y finalmente como no paro de llorar y agradecerme por devolverla a la vida; lo que esta no sabia es que esa vida que estaba ganando, era la misma que me robaba y me acercaba a la muerte, sutil viuda a la que tanto tememos.

Han pasado ya varios meses desde que decidí no contestar ni devolver tus llamadas. No abrirte la puerta. No responderte la correspondencia. ¿Qué pensarías de mi, sí me vieras en estos momentos, acostado junto a este juguete de carne y hueso que tanto asco me produce? (este sentimiento de repudio, mas que por su condición de prostituta, lo siento por mi verdad de cobarde y de débil). Susana, mi Susana.
Cómo recuerdo lo cerca que estuve de alzar el teléfono y decirte cuanto te necesito, esperar a que llegaras si es que ya no estabas afuera de mi casa llamando desde tu celular, tirarme sobre tus brazos, y como un niño llorar, acurrucado, recostando mi cabeza en tu vientre, sumergiéndome en la profundidad de tu alma de mujer, de futura progenitora, sintiéndome así en un ambiente calido, donde además de respirar tu sencilla pero fascinante aroma, pudiera viajar mas allá de mi sueños, y traer a mi madre de vuelta, sentir que es ella quien me recoge entre sus brazos, y me susurra al oído que todo va a estar bien, que papá pronto regresara, y que los cuatro formaremos por fin aquella familia a la que tanta falta me hace pertenecer. Mis ojos se han abierto por completo. Siento frío, un frió intenso y despiadado que se alimenta de mis huesos para sobrevivir, y desafiantemente invade mi cuerpo, en busca de mi corazón, demostrándome el dominio que ahora tiene sobre mí. Debo despertar, esa imagen tuya de madre sobre mi simplemente y tristemente no podrá ser.

No creo en la condena de un mañana y mucho menos en el regreso de un pasado, pero soy consciente de que esta vida debo seguirla sin ti. No es justo someter a la persona que amo, a grandes sufrimientos por la inestabilidad que invade mi ser desde que fui engendrado. Es posible que ahora no me entiendas, o tal vez nunca lo hagas, pero prefiero esto, a vivir en una roja tormenta que se torna negra a cada instante.

Debo marcharme, pues ya se ha hecho tarde y he de seguir componiendo.

Blanco venenoso que intentas tapar lo impuro, te hago a un lado de mi cuerpo y me dispongo a ponerme mis calzoncillos, aquellos que la virgen de las putas arrojo con fuerza al otro lado del pequeño cuarto.

viernes, 5 de octubre de 2007

Todo tiene un comienzo... Pero sera que todo tiene un final?

INICIO...
Han regresado a mí los dolores de cabeza. Dolores que mas allá de mi organismo físico, se apoderan de mi corazón, exprimiendo el escaso liquido rojo que aún le queda.
Es irritante y confuso tratar de ver a través de las nubes, que ya no son conglomerados de dulce y frío algodón en el que juntos desafiábamos al tiempo. Pero en un obsesivo repaso por mis palabras con tinta, trato de hallar el momento en el que pude evitar todo esto.



FINAL...

Como alguna vez dijiste que “querías morir conmigo por el resto de tu vida”, yo hoy te digo, desde mi humana soledad, que quiero vivir contigo por el resto de nuestra muerte.

lunes, 1 de octubre de 2007

TIPOS DE NARRADOR



Allí estabas tú. Queriendo ser Mario el valiente. Queriendo ser aquel hombre que no le importa nada. Aquella muralla, ajena de sentimientos, de corazón, de piel y alma. Pero la razón es una cosa, que se ve frustrada por la, muchas veces necesaria, terquedad del amor. No tenia sentido seguir negándose a la realidad de crecer, de pararse, de apoyarse, mirar hacia delante, caminar y continuar.


Mario de Susana. Un hombre dispuesto a todo no sólo material sino espiritualmente hablando. Su alma, entregada y recuparada en un devenir de aquellos que hoy llamamos justicia.


¿Cómo podría yo catalogar tu amor entre bueno y malo, si es la primera vez que me siento amado?. O tal vez exagero al pensar que me amas. Tal vez es sólo ese sentimiento de apego por que soy alguien, a tu parecer, diferente a los demás. Debo aceptar que a veces me canso, no siento ganas de continuar. Soy testigo de mi propia huida, y veo cómo mi cuerpo se desvanece en un juego de mis sentidos, donde mis ojos intentan escuchar aquello que mis manos tratan de ver. No se si creer en aquella frase del viejo caminante, que orgulloso y con mirada alta asegura que nada llega por coincidencia; y si esto es verdad, por que debo obligar a mi mente a pensar en la verdadera razón de tu visita a mi vida, mientras inútilmente trato de disfrutarte sin pensar desde la línea vertical, que sin piedad atraviesa mi cerebro. Se que te necesito, y quiero seguir haciéndolo. He pensado muchas veces en pedirte disculpas. Aceptar mis errores y ser un hombre diferente.

viernes, 28 de septiembre de 2007

TIEMPOS...


PASADO…

Ayer me di cuenta que nunca estuve preparado para recibir tu amor. Fuiste simplemente perfecta desde el principio. Me enseñaste a entenderte como mi complemento, como aquella maestra que me guía pero al mismo tiempo refleja en su alma un espíritu de estudiante aprendiz; que desde el primer día estuvo dispuesta a caminar conmigo sin importar el rumbo. Porque me fue imposible dejar de mirarte ni un segundo, después de que pusiste tu delicada figura en aquella silla, diagonal a la mía, en clase de historia del Siglo XX, que para mí se convirtió en clase de anatomía del corazón.


PRESENTE…


Hoy más que nunca sé que las cosas no ocurren porque sí. Escucho tu voz una y otra vez. No quiero quitar mi dedo del teléfono, pues me permite sentirte junto a mí una y otra vez, “¿Mario, dónde estas? Por qué no me respondes? Sé que estás allí, sólo contesta el teléfono y dime que no quieres hablar con nadie, pero no me dejes sin saber cómo estas…”. Eres una persona dulce. Tan dulce que no mereces sufrir por mí. Tan dulce como el chocar de tus boca contra la mía, en aquel encuentro de mares con sabor exquisito, todo esto en un descuido de pasión extrema, donde no somos nosotros quienes controlamos nuestros labios, sino que son ellas quienes toman el mando, nos unen como dos imanes gigantescos que toman consciencia de lo opuestos que son, para convertirse en uno solo.

FUTURO…

Irnos juntos a un lugar donde nadie pueda vernos, sentirnos u olernos. Eso es lo que podrá unirnos para siempre. Volvernos invisibles para el resto de los hombres y sólo reconocernos tú y yo. Nos perderemos en una atmósfera de nubes gordas, esponjosas, que al acostarnos en ellas, saldrá de cada una leche endulzada; estarán frías pero a la misma vez nos brindaran calidez y protección. No nos percataremos de aquellos que pasan en aquellas cajas metálicas sintiéndose dueños del cielo, porque sólo nosotros podemos verlos a ellos, y sólo nosotros sabemos quiénes son los verdaderos dueños de esta hermosa acuarela azul, que juntos terminaremos de pintar.

domingo, 9 de septiembre de 2007

¿Dónde estas Mario?

Nada encaja, pero todo queda. Justo como era antes. Como aquella porcelana que daba la bienvenida a los vecinos que, en un acto de hipocresía, curiosidad, y muy pocos, de sincero amor, venían a visitar a mi madre en sus últimos días. La misma mesa de hierro con un vidrio encima en donde reposan, bajo el polvo, dos pequeños libros de frases celebres que mi papá compro cuando vivía con nosotros, junto a un portarretrato viejo, que nos dio la abuela, con la foto del bautismo de Alejandro, ¡Que familia tan feliz!, mamá sostiene a su bebe, mientras mi papá me carga para mostrarme cómo el sacerdote realiza tal ritual; estamos rodeados de familiares y amigos, aquellos que intentaron en vano, algunos mas que otros, permanecer ligados a la familia después del divorcio de mis padres. Aquellos muebles de flores en los que mamá reposaba sus jaquecas, antes de ir corriendo a su cuarto, para encerrarse, llorar y no salir hasta el siguiente día en la mañana. Un comedor sencillo, cuatro puestos. No necesitamos más. De hecho sobra uno. Aquellas cortinas color marrón que solo dejan entrar un poco de luz sobre el bife que esta al lado del comedor.

Comida. Mamá siempre intento ser aquella ama de casa, dedicada, tierna, alegre y amorosa. Y en una época lo fue. Después de esto, los desayunos en la casa no volvieron a existir. En la cocina siempre se encontraba afuera una caja de cereal, sólo debíamos sacar la leche de la nevera, y sentarnos a la mesa, mientras veíamos cómo mamá se levantaba con un atuendo devastador, todo su maquillaje regado, su hermosa cabellera irreconocible, envuelta en esta bata blanca con la que trataba inútilmente de cubrir las heridas de su alma. “¡Al colegio!, es hora de ir a estudiar”,“Chao mami”…
Pero, al regresar, diariamente, encontrábamos todo muy limpio. Era Doris la responsable de todo esto. Aquella humilde y buena mujer que unos años después encontraría el final de su vida en un infarto. Todos dicen que fue la edad. “A los 60 años el corazón de cualquier persona pueda fallar” dijo un doctor amigo de la familia. Sólo Alejandro y yo sabíamos que el asesino había sido su hijo, olvidándose de ella por culpa de otra mujer.

Ahora sólo quiero estar en mi cuarto. No importa que huela a nostalgia mezclada con madera. No me importa que su aspecto sea bicolor, este constante juego entre el vinotinto y el café. Quiero atarme a la base de mi cama, y quedarme acostado en la alfombra durante todo el día. Estas gafas empiezan a cansarme. Ya no quiero ver más este asqueroso invento humano al que todos falsamente llaman realidad. He pensado en esconderme bajo el viejo escritorio de madera que Don Mario dejó, y no salir de allí nunca, Sólo estirar mi mano para tomar aquellos libros de filosofía, o algunas de las obras literarias que estoy leyendo, y sumergirme en una de ellas, o por qué no, en todas a la vez. Ser amigo de aquel duende que no deja de perseguir a la princesa, mientras ésta huye del castillo, o aquel mago medieval que intenta dar a conocer la poción de la felicidad eterna. Pero no me atrevo a hacerlo. No quiero hacerlo. No lo hago, por que sentiría que las patas de este escritorio se transformarían en las manos de su dueño, él aprovecharía a abrazarme y repetir sus inútiles palabras que borro, hace ya varios años con un sólo acto…. “Te quiero hijo”.

Me arrastro y… lloro. Estoy llorando. Como quisiera abrazarte mamá, y decirte que todo va a estar bien. Que saldremos de esto juntos. Ya no más dolores de cabeza, no mas pastillas ni inyecciones, no mas depresiones, Sólo tú, mi hermano y yo. Es necesario llegar hasta mi ventana, no para encontrar la luz, o asomarme al patio de mi casa. Para todo lo contrario. Necesito envolverme entre estas pesadas corrientes de mar, agua que no disfrutó mucho tiempo de su claridad y transparencia, pues este azul se vio mezclado con la sangre del mar muerto, que da esa atmósfera oscura a mi habitación, y da la pauta para la batalla de colores profundos.

Es inútil tratar de conectarme a algo para desconectarme de este mundo. El celular lo arroje al suelo del estudio hace algunos minutos, y estoy seguro, por la fuerza con que lo hice, que no ha de sobrevivir esta vez. Mi guitarra, mi guitarra, como quisiera tocarte en estos momentos, y hacer de esta tristeza una hermosa canción, pero no me siento con las fuerzas suficientes para alcanzarte, sostenerte y consentirte o que me consientas. Lo único que puedo hacer es observarte y desde la lejanía darte las gracias por no dejarme.

Mientras le doy a mis brazos la tarea de pies, y reduzco mi vida por un instante a aquellos seres cuadrúpedos a los que erróneamente el ser humano ha llamado inferiores (sin tener en consideración que el animal mas peligroso y monstruoso es el mismo hombre), me encuentro con mis cuadernos. ¿Cuándo dejaron de ser simples apuntes de mi vida y se convirtieron en enormes y profundos relatos de esta?, son mas de 100 cuadernos, todos guardados debajo de mi cama. Absorbiendo mi calor en las noches, y añorando mi llegada durante todo el día. Eso es. Lo mejor es escribir. Necesito sacar de mi todo esta tempestad que amenaza mis ilusiones, es necesario plasmar toda esta agonía que esta arrasando con todo aquello que habita mi interior. Tomo varios cuadernos y empiezo a buscar al menos una mitad de hoja limpia, un pedacito que haya pasado por alto en el momento que escribía, pero todo están llenos de letras, de pequeños símbolos que unidos intentan transmitir el lenguaje de mi corazón. Estoy seguro de que debe haber algún espacio para este momento… y así es. La encuentro, una última hoja, de un cuaderno en el que empecé a escribir en febrero de 1999, siento algo de curiosidad por leer, y cambiar mi actividad de escritor por el de inspector, pero no quiero encontrarme con aquellos recuerdos que condenan mi vida.

Los lapiceros están en un vaso de “La Gobernación de Valle”, que alguna vez le regalaron a mi mamá, ubicado en la más alta pestaña de mi biblioteca, entre “Hamlet” y “Crimen y Castigo”. Extiendo mi mano y en una búsqueda de la cama como apoyo para ponerme de pie caigo bruscamente al suelo. Siento que mi labio esta sangrando, pero ahora no es momento para atender los berrinches de mi cuerpo. Siento como el computador me observa y me invita a gritos que lo utilice, que deposite todos mis sentimientos en aquel sistema binario en el que toda la sociedad posmoderna a depositado, no solo su confianza, su dinero, sus relaciones amorosas, sus sueños y sus frustraciones, sino la vida como tal, sin percatarse de la tan evidente Apocalipsis electrónica, y por ende, de identidades, que se aproxima sin marcha atrás.

La distancia y las alturas me han vencido nuevamente hoy. No siento que mis piernas quieran ayudarme a estar de pie y alcanzar el teclado manual en aquel punto alto de la biblioteca. Estoy seguro que están realizando una protesta por la desatención de mis labios. Y esta vez debo aceptar que me han ganado.
Continuo arrastrándome por la alfombra, de la cual se levanta polvo a medida que voy pasando, pero se siente suave, cómoda, confortable, es ella ahora lo que me da calor. La sangre, proveniente de mi boca, ha empezado a dejar marcado el camino de mi dolor. La ropa me estorba, pero este fuerte escalofrió que me invade no me permite actuar sobre mi cuerpo. Lo único que me hace feliz en estos momentos, es que de hace unos minutos para acá, empecé a ver todo mas claro, o mejor dicho, mi realidad mas clara, pues en aquella caída perdí también mis gafas, aquel elemento que me encadenaba fuertemente a quedado atrás. Ahora busco la salida de mi cuarto. Se que en la habitación del lado izquierdo de la mía encontrare lo que tanto busco. Cuando mis manos, en un acto de torpeza y desesperación, encuentran la puerta, siento la necesidad de mirar frente a mi, y todo lo que logro ver son los colores del jardín, manchas verdes, rosadas y amarillas que se cruzan unas con otras, produciéndome una sensación de mareo.

Ahora puedo oler a Alejandro, pues todo su cuarto se encuentra sumergido en este dulce y jovial aroma, que mezcla lo masculino con la niñez de una forma extraordinaria, otorgándole la vida un olor único y mágico, que logra tranquilizar cada parte de mi cuerpo, mientras lucho por no ahogarme con el agua salada proveniente de mis dos verdugos, que se esconden tras la fachada de uno ojos color canela.

Aquí, tapado por las cobijas de mi único amigo, he decidido quedarme esta vez a pasar la noche, mi particular noche. Se respira tanta soledad en esta casa, parece que los propios árboles se escondieran para no darme la cara, parece que cada persona que aparece en las fotografías del pasillo, hubiese decidido escapar de aquellas cuatro barreras y dejar un paisaje desolado en reemplazo. Ni siquiera mis libros intentan hablarme esta vez. Todos y cada uno de ellos han optado por resolver sus propias dudas, mientras me dejan a mí resolviendo mi vida entera. Hoy no valen prostitutas, ni de cuerpo ni de alma, para calmar esto que me esta comiendo lentamente. Y tú Susana, debes permanecer alejada de este vestigio que la vida esta marcando en lo mas profundo de mí.

viernes, 7 de septiembre de 2007

¿Qué pasa por tu mente Mario?

(Foto por Sebastian Arias Zuluaga)



Es esta pues... una simple foto de aquella mente maravillosa, pero a la vez confusa y sencilla que tiene Mario. Es esta una radiografia de sus pensamientos, sus sueños, sus intenciones y emociones. Aquel hombre que prepara constantemente el cuadrilatero de pelea para la batalla entre su razón y su corazón. Es este el remolino de momentos, frases, estrategias y juegos que ha construido al rededor de su corta pero a la vez larga vida. Con la perdida de su padre a muy temprana edad (y no de muerte, sino de un profundo abandono) y ahora la de su madre... Quiere explorar cada vez mas aquel horizonte que su imaginación le presenta en forma de nubes.... ¿Qué tan infinito sera este sendero de algodon, de luz y tinieblas, de frio y calor?

martes, 21 de agosto de 2007

martes, 14 de agosto de 2007

HE DECIDIDO...

En una de esas largas caminatas por la ciudad, que acostumbra a hacer desde pequeño, antes sólo y ahora con Susana, Mario sintio un gran compromiso con el alma marginada e ignorada de muchos y, decidio entonces, plasmar sus pensamientos en un poéma al cual tituló "He decidio":


He decidido caminar alrededor de mi casa mientras pienso qué tendré hoy como almuerzo.
Hoy la luz se ha encargado de despertarme bruscamente, acompañada de aquellos sonidos propios de la urbe, a los que prefiero llamar despertador.
Ya la gente a comenzado a dirigirse a sus trabajos y, por un momento, siento cómo me invade esta incertidumbre, aquella que hace varios días había dejado de sentir.
¿A qué le tengo miedo? No lo se.
¿Qué o a quien espero? Tampoco tengo una respuesta para ello.
He decidido pues, darme un gran baño en el río. Esta vez no me importa cómo me mire la gente. Estoy seguro que lo que sienten es envidia, por no poderse despojar de esos costosos atuendos y de esa rigidez y frialdad que los encierra en su mundo capitalista.

Todavía no me acostumbro a que durante el día, las personas pisen mi cama, ni tampoco a que algunos decidan cuando dejarme sin techo, aquel techo que otros miran como un simple árbol mas que decora la ciudad. Es por ello que me voy lejos a caminar, y regreso ya en la noche, aquella noche hermosa y enfermiza, malvada y apasionada, que cuando llora, hace feliz a los chiquillos alrededor de una caliente taza de café, y me hace huir inútilmente de esta, a veces, ficción cruel, a la que muchos llaman realidad.

lunes, 13 de agosto de 2007

Un pENsAr de SusanA a la orillA del dEspertar

No es cuestión de volver crónica aquello que se vivió, o de llamar pasado aquel intenso amor. Es solo saber aceptar que ya todo, se acabó. Pero ese Solo, ese Saber, ese Aceptar, y ese Acabar, son cuatro fantasmas que se disfrasan y me hacen sentir Contigo, Sin saber que hay que Negar un volver a Comenzar.
Mario: Cuando entro aquí, y veo toda esta gente practicando recuerdo cuando tomaba clases de guitarra.

Susana: ¿Cuántos años tenías?

Mario: Trece.

Susana: ¿Por qué no las continuaste?

Mario: Fue justo en la época en la que mi papá decidió irse para siempre y, los problemas en mi casa eran cada vez peores. Mis papás mantenían “agarrados” todo el tiempo.

Susana: Tu mamá debió haber sufrido mucho, ¿no?

Mario: Y todavía. A pesar de que ella, pues desde que yo recuerdo, siempre la han acompañado sus estados depresivos, estos aumentaron cuando él se fue….

Susana: ¡Pero entonc…!

Mario: Ella no volvió a ser la misma. Ya no le importó nunca más reunirse con sus hermanos, buscar un mejor trabajo o, por lo menos, un mejor puesto que de asistente. Tenía sólo 29 años cuando él la dejo y a ella no le interesó volverse a arreglar, ni salir con sus amigas de la oficina, nada. Me acuerdo que yo era el que le decía que se consiguiera un novio, que yo podía cuidar a Alejandro, y la molestaba diciéndole que si me invitaban a bailar me lo llevaba conmigo… Yo con apenas trece años, ¿A dónde y quién me iba a invitar a rumbear?

Susana: ¿Tú crees que tal vez ahora, que ustedes están grandes, las cosas puedan ser diferentes?

Mario: Si la vieja no se interesó por eso cuando podía levantarse el man que quisiera, mucho menos ahora.

Mario: Alejandro y yo hemos pensado llevárnosla a pasear a Estados Unidos a ver si por allá si se motiva a conseguirse algún gringo con plata que la ponga a vivir bien bueno, como ella se lo merece, pa´ que se olvide de toda la mierda que no la deja ser feliz aquí.

Susana: y estoy segura que se lo consigue. A mí ella me perece una mujer hermosa.

Mario: Y por ahí dicen que los hombres nos conseguimos las esposas muy parecidas a nuestras mamás, y en lo de la belleza estoy de acuerdo.

Susana: Qué piropo tan sutil señor sociólogo… Bueno vamos a buscar a Darío para que cuadre los acordes de tu canción y aprovechamos que a la hora del almuerzo se reúnen otros músicos aquí en el conservatorio para ver si la tocan de una vez. La agilidad de ellos con una buena letra es impresionante.

viernes, 10 de agosto de 2007

Quién EreS Mario?... En verdad.. Quién eres?....

Mario, es un hombre, que a sus 28 años considera de su vida la mejor burla y el mayor desafío a la muerte. Su pasión sin duda es escribir. Se considera así mismo un compositor de la vida. Escribe a la nada, al mundo actual, al amor, a la guerra, a la muerte, al perdón y a toda una serie de temas que de alguna manera, unos mas que otros, están conectados con su vida y con la soledad interior que su alma maneja, y que tristemente su rostro refleja.

Su primer encuentro con la “vieja vestida de negro”, como Mario bautizó a la muerte, en un vano intento por ser gracioso, ocurrió cuando tenía 13 años. Hacía dos días su padre había dejado la casa por segunda vez, diciendo que esta sí sería la última vez que lo volverían a ver. Y así fue. Se encerro en el baño de su habitación decidido a tomarse todas las pastillas que habían en el frasco de uno de los medicamentos de su madre, pero en este sólo quedaban 3 de ellas, por lo que simplemente tuvo una aceleración en su sistema circulatorio y nervioso, que logro ser calmado pues su hermano lo llevo pocos minutos después a urgencias.

Las cosas en su casa, por lo menos desde que era consciente, nunca se habían manejado con besos y abrazos. Por el contrario, su madre sufría de fuertes depresiones, inexplicables por los médicos y algunos psicólogos que había visitado; estas sólo las superaba cuando después de llorar todo el día y encerrarse en su cuarto por horas después que llegaba del trabajo, le daba un fuerte dolor de cabeza que la obligaba a doparse, por lo que sus noches y parte de sus mañanas, era como un zombi que sólo actuaba por instinto. Para desgracia de Mario, esta fue la mayor herencia genética que recibió de su madre, pero a diferencia de estas jaquecas que la atacaban y de los fuertes medicamentos que esta debía consumir, Mario había encontrado que sólo podía calmar sus profundos estados de depresión teniendo relaciones sexuales, no importaba con que clase de mujer fuera, sólo necesitaba sentir ese placer humano que no podía alcanzar con la masturbación.

Su madre siempre había trabajado para una entidad del gobierno, pero por sus problemas de salud nunca había sido ascendida, siendo por más de 15 años la asistente de recursos humanos. Era una mujer joven, quien quedo embarazada a sus dieciséis años, por lo que tuvo que casarse con el padre de Mario, uno de sus jefes, a quien a penas 4 meses atrás había conocido. Él le consiguió entonces un pequeño apartamento al nororiente de la ciudad. A los 8 meses nació Mario Fernando Hernández Cortés, bautizado con el mismo nombre de su papá.

De su niñez dice no tener muy buenos recuerdos. Solo intenta dibujársele una sonrisa en su rostro, cuando habla de aquellas navidad en la que su papá se disfrazó de Papá Noel, que justamente fue la época en la que nació Alejandro, su hermano, cuando Mario apenas tenia 4 años.

Con Alejandro siempre se la ha llevado bien. Y aunque vivieron una etapa en la que mantenían mas peliados que contentos, siempre se han contado las cosas el uno al otro, y saben que en cualquier problema tienen a su hermano para ayudarse.

Sus “amigos” nunca han sido muchos. De los 4 colegios que estudió sólo se quedo hablando con Rafael y Francisco, dos muchachos del oeste, quienes justamente fueron sus cómplices cuando se inicio en el mundo del sexo; ese día la idea de ir a un prostíbulo fue de Rafael, pues este le había escuchado al portero de su unidad hablar de un lugar de mujeres baratas y hermosas. Esa noche Mario, después de pagarle a 4 mujeres para que estuvieran con el, creyó que la tristeza y los fuertes niveles de depresiones que había acumulado durante sus 17 años de vida, habían desaparecido. Al terminar con la cuarta mujer se sintió el hombre más satisfecho y más feliz del mundo. A pesar de estar con sus genitales bastante adoloridos e irritados, su descarga emocional y las nuevas energías que ahora sentía, lo habían convertido en un hombre nuevo. Estado que no le duro por mucho tiempo, pues a los pocos días se sintió nuevamente deprimido y con unas ganas insaciables de sexo, teniendo que recurrir nuevamente a las prostitutas pues su habilidad con las mujeres, diferentes a estas, eran muy pocas.

Así vivió hasta los 22 años, cuando en la universidad, entro a su semestre una mujer que marcaría su vida para siempre. Fue justo en este momento cuando Mario entendió que eran cuestiones del destino que estuviese estudiando sociología, y no música como tantas veces lo pensó. Esta mujer era Susana. Una joven de 20 años que después de estudiar tres semestres de negocios internacionales, finalmente había logrado convencer a sus padres de que su pasión por la psicologia era verdadera y que realmente no le interesaba estudiar nada más que no fuera esto.

La atracción entre los dos fue casi simultánea y, aunque Susana estaba acostumbrada a ambientes y personas muy diferentes, pues su padre era un abogado extremadamente elitista (muy influyente en la sociedad donde vivían) ella sabia que su hombre ideal nunca lo encontraría en aquellas fiestas de club a las que siempre debía ir, o en los coktailes que el buffet de su padre organizaba.

Los dos empezaron a hablar sin temor alguno y Mario esta vez no podía explicarse así mismo el hecho de no ver ha Susana solamente como un instrumento sexual que mantendría alejados sus estados depresivos por un tiempo, como si veía a todas sus demás compañeras de universidad, las cuales encontraban en lo misterioso y callado de Mario un atractivo sexual que le hacia las cosas mucho mas fáciles a él. Lo que nunca se explicaban estas mujeres era lo automático del actuar de Mario cuando estaba en la cama, pues su misión se convertía en penetrarlas una y otra vez, buscando saciar su necesidad y después, les pedía que se fueran, si el encuentro había sido en su cuarto, o sino simplemente se empezaba a vestir sin decir una sola palabra cuando las llevaba a un motel.

Pero la manera como Mario miraba a Susana era con gran respeto y admiración. Se pasaban horas hablando de cualquier tema y Susana empezó a ser su principal inspiración al escribir. Trataban de pasar todo el tiempo juntos, pero esto lo hacían a escondidas del doctor Armando Gaviria, el padre de Susana, pues ella y su madre muy bien sabían que si él se llegaba a enterar de su amistad tan especial con Mario, la obligaría a retirarse de la carrera.

Pero estos encuentros fueron bruscamente interrumpidos por una dura noticia para Mario. Su madre, en una de sus frecuentes decaídas, había entrado en un estado de coma. La noticia la recibió mientras se encontraba en el conservatorio con Susana, pues esta lo había logrado convencer de que se involucrara nuevamente en el mundo de la música, por lo que habían empezado a frecuentar este lugar y ha rodearse y contactar a varios artistas, entre estos algunos músicos y compositores, con quienes Mario practicaba y recordaba las lecciones que tomó cuando tenia 12 años, apoyado por su padre, pues este, a pesar de sus problemas con la madre de Mario, siempre le expreso mucho cariño y preocupación por sus cosas.

Carmenza sólo recistió dos semanas en la clínica. El profundo coma en el que había entrado y sus estados de depresión, no le permitieron luchar por su vida. Durante esas dos semanas recibió centenares de visitas, de sus hermanos, sus amigos y compañeros del trabajo y sus vecinos que nunca la dejaron sola.

Alejandro, ahora el más fuerte de la familia, empezó a hacer las averiguaciones para contactar a su papá, a pesar de las fuertes discusiones que tuvo con Mario, ya que éste, se había prometido nunca mas buscarlo, pues ya lo había hecho una vez y las cosas habían resultado muy mal.
Finalmente Alejandro recibió una propuesta de uno de los hermanos de su papa que vivía en Estados Unidos, por lo que después de rogarle a su hermano que se fuera con él, decidió aprovechar la oportunidad y prometerle que mantendrían en contacto casi diario.

Mario estaba seguro que su vida estaba en Cali, y que si quería salir adelante debía hacerlo reconstruyendo aquello que varios golpes de la vida le había derrumbado y aunque era consciente de que la atmósfera en la que ahora respiraba y reinaba la melancolía y la soledad, junto a Susana, que a punta de mentiras y gracias a la “compincheria” de su mamá pudo acompañarlo en todo este proceso, olía un futuro mas claro y podía sentir cerca los colores de aquella palabra que era muy fácil de pronunciar pero difícil de sentir, felicidad…


El inicio de un caminar...

Hoy empezamos juntos a decantar, a nutrirnos, a sentir y a explorar ese mundo nuevo... que nos pide a gritos que lo miremos...