miércoles, 17 de octubre de 2007

Y AHORA QUE SIGUE CON MARIO.... MEJOR DICHO¿SI SIGUE?

Envuelto entre las sabanas blancas de mi memoria, me encuentro completamente sucio, desde la cabeza a los pies. Me refiero a aquella suciedad del alma, de la que no puedes limpiarte fácilmente. De aquella que recorre todo tu cuerpo a través de tus arterias, tus venas, tu respiración. Cada que abro mas los ojos siento ese inmenso deseo de morir asfixiado inmediatamente, por un descuido de mi corazón, o por un fuerte almohadón que la mujer con la que he despertado, que a duras penas recuerdo su nombre, ha decidido poner sobre mi cabeza para acabar con mi vida, argumentando como razón de asesinato el haberla dejado insatisfecha la noche anterior; pero ni siquiera esto, para el incremento de mi angustia, es verdad, pues recuerdo muy bien como la penetre una y otra vez durante toda la noche, fueron horas de insaciable placer, donde esta excelente impostora dejo a un lado por un momento toda esta cantidad de mascaras que la alejan de la marginalidad en la que vive su cuerpo, su corazón y lo poco que le queda de alma, y se entrego a mi como si fuera su primer hombre; lo supe por la manera como gritaba, como sangro cual virgen y finalmente como no paro de llorar y agradecerme por devolverla a la vida; lo que esta no sabia es que esa vida que estaba ganando, era la misma que me robaba y me acercaba a la muerte, sutil viuda a la que tanto tememos.

Han pasado ya varios meses desde que decidí no contestar ni devolver tus llamadas. No abrirte la puerta. No responderte la correspondencia. ¿Qué pensarías de mi, sí me vieras en estos momentos, acostado junto a este juguete de carne y hueso que tanto asco me produce? (este sentimiento de repudio, mas que por su condición de prostituta, lo siento por mi verdad de cobarde y de débil). Susana, mi Susana.
Cómo recuerdo lo cerca que estuve de alzar el teléfono y decirte cuanto te necesito, esperar a que llegaras si es que ya no estabas afuera de mi casa llamando desde tu celular, tirarme sobre tus brazos, y como un niño llorar, acurrucado, recostando mi cabeza en tu vientre, sumergiéndome en la profundidad de tu alma de mujer, de futura progenitora, sintiéndome así en un ambiente calido, donde además de respirar tu sencilla pero fascinante aroma, pudiera viajar mas allá de mi sueños, y traer a mi madre de vuelta, sentir que es ella quien me recoge entre sus brazos, y me susurra al oído que todo va a estar bien, que papá pronto regresara, y que los cuatro formaremos por fin aquella familia a la que tanta falta me hace pertenecer. Mis ojos se han abierto por completo. Siento frío, un frió intenso y despiadado que se alimenta de mis huesos para sobrevivir, y desafiantemente invade mi cuerpo, en busca de mi corazón, demostrándome el dominio que ahora tiene sobre mí. Debo despertar, esa imagen tuya de madre sobre mi simplemente y tristemente no podrá ser.

No creo en la condena de un mañana y mucho menos en el regreso de un pasado, pero soy consciente de que esta vida debo seguirla sin ti. No es justo someter a la persona que amo, a grandes sufrimientos por la inestabilidad que invade mi ser desde que fui engendrado. Es posible que ahora no me entiendas, o tal vez nunca lo hagas, pero prefiero esto, a vivir en una roja tormenta que se torna negra a cada instante.

Debo marcharme, pues ya se ha hecho tarde y he de seguir componiendo.

Blanco venenoso que intentas tapar lo impuro, te hago a un lado de mi cuerpo y me dispongo a ponerme mis calzoncillos, aquellos que la virgen de las putas arrojo con fuerza al otro lado del pequeño cuarto.

No hay comentarios: